Descubre el impresionante paraje del Cerro del Hierro, entre Constantina y San Nicolás del Puerto

A medio camino entre Constantina y San Nicolás del Puerto se encuentra uno de los enclaves naturales más singulares de la Sierra Norte de Sevilla: el Monumento Natural Cerro del Hierro. Este espectacular entorno es fruto de siglos de actividad minera, que comenzaron ya en época romana, en un paisaje kárstico que ha sido esculpido por la mano del hombre y por la propia naturaleza. El resultado es un escenario que mezcla formaciones rocosas abruptas con simas, callejones, dolinas, pozos y altas paredes verticales, todo ello teñido por los intensos tonos rojizos de la tierra.

Lo más llamativo del recorrido es el contraste entre la dehesa que rodea la zona y la vegetación que crece en el fondo de los pasadizos y grietas. La ruta principal da la vuelta al conjunto del Cerro del Hierro y se adentra en el corazón de la antigua mina a cielo abierto, alcanzando el conocido Mirador de las Minas.

Para acceder al paraje, basta con tomar la carretera que une Constantina con San Nicolás del Puerto y desviarse en el kilómetro 8. Se puede comenzar la ruta desde el antiguo poblado minero, donde todavía se conservan algunas casas y un pequeño bar llamado La Mina, o bien desde el Centro de Interpretación situado a unos 500 metros más adelante. Ambos puntos cuentan con zonas de aparcamiento amplias, incluso para autocaravanas.

El Cerro del Hierro ofrece múltiples posibilidades para caminar y explorar. Hay senderos que se internan entre las formaciones rocosas y los vestigios de la minería, permitiendo una experiencia visual y paisajística muy completa. La ruta que recomendamos bordea todo el conjunto, alternando tramos de dehesa con zonas más cerradas entre muros de roca y vegetación frondosa.

El camino comienza con una pista que asciende desde la parte alta del poblado minero y se adentra poco a poco en el corazón del karst. A lo largo del recorrido, se pueden observar callejones naturales, dolinas con agua de un tono rojizo muy característico y rodeadas de formaciones afiladas. Esta zona está salpicada de alcornoques, quejigos y madroños, que en otoño lucen sus frutos rojos, aportando aún más color al entorno.

En la parte más alta, el sendero se estrecha y empieza a descender ofreciendo unas vistas magníficas de la Sierra Norte. Durante el descenso, se atraviesan zonas de gran valor geológico y minero: pozos antiguos, cortes profundos en la roca y paredes verticales que parecen sacadas de otro planeta.

La ruta finaliza en el sendero señalizado que conduce al Mirador del Cerro del Hierro, protegido con barandillas de madera. Tras cruzar un pequeño puente metálico sobre un tajo en el terreno, el camino se interna en un impresionante anfiteatro natural esculpido por la minería. La última parte está cerrada por razones de seguridad, pero el paisaje hasta ese punto es más que suficiente para dejarte sin aliento.